Por Fotis Nikolakopoulos
El sello de Chicago, Kettle Hole Records, ha estado funcionando durante tres años, construyendo lentamente un catálogo que todos los fanáticos de la música improvisada y basada en el jazz deberían consultar. El trío de Keefe Jackson en saxos tenor y sopranino, Jim Baker en piano y sintetizador más Julian Kirshner en batería ha construido una fuerte relación con sus dos álbumes anteriores, ambos en los grandes discos de Astral Spirits. Rutinas es el primero en Kettle Hole de Gerrit Hatcher, también su primera salida al estudio.
El nombre que eligieron, Rutinas, pues esta grabación parece una ironía, pero lo más probable es que no lo sea. No hay rutina, ni gestos fáciles a lo largo de este CD, pero, ciertamente, después de escucharlo repetidamente, puedes entender claramente su vínculo que conduce a una interacción increíble entre los músicos. Los tres son pilares en la escena de Chicago y eso los hace lo suficientemente abiertos a lo que sus camaradas tienen que decir al tocar. Siempre he sentido, como oyente, que la escena del jazz (y más allá) de Chicago se trata de tocar colectivamente, un espíritu que encuentro bastante vivo en su forma de tocar.
Obviamente esto es improvisación colectiva y los tres parecen haber tomado una decisión consciente de dejar sus egos fuera de la sala de grabación. Rutinas es el álbum en el que definitivamente disfrutas de una sensación de unión. Siendo yo mismo un no músico, siempre me desconciertan los músicos que, conscientemente, dejan la tradición solista fuera de su forma de tocar y actúan (o tocan, tú decides) como si fuera una persona a la que estás escuchando.
El sonido de blues de los saxofones de Jackson se armoniza con el timbre del sintetizador de Baker, proporcionando algo así como un dúo de drones para la batería de Kirshner. Su percusión polirrítmica es la columna vertebral de Rutinas y, al mismo tiempo, la brújula de hacia dónde ir a continuación. Por mucho que adoro los tríos de batería, piano y saxo, debo admitir que es cuando Baker se sienta detrás del teclado del sintetizador, que Rutinas está en su mejor momento. Me pareció que el sonido más elástico y flexible (seguramente que en manos de Baker) del sintetizador encaja perfectamente con la elasticidad de tocar de los otros dos músicos.
Alguien podría decir eso Rutinas es un alarde, de tres músicos, pero no se trata de sus habilidades. Es un alarde de interpretación colectiva, gestos que parecen un guiño al compañero músico para que tome la antorcha y siga como le plazca. Las siete pistas parecen más referencias tituladas de un trabajo continuo que exige atención.
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@koultouranafigo